¿Sabéis? Un profesor de mi carrera -al que admiro incluso con sus defectos- me está enseñando una cosa. Estoy aprendiendo de él a reaccionar contra las cosas que me parecen injustas, a ser valiente, levantar la voz alta y claramente y denunciar aquello que no debe ser consentido.
Es arriesgado, sí, pero no pienso tolerar en absoluto que ciertas personas hagan lo que les venga en gana, hay que moverse, pararle los pies. Mi conciencia no me dejaría tranquilo sabiendo que he huido la mirada y agachado la cabeza ante una situación inaceptable.
Por supuesto, siempre con cabeza, humildad y prudencia si es necesario. Ya lo decía mi gran admirado Einstein que una vez más cito:
"La vida es muy peligrosa, no sólo por las personas que hacen el mal, sino y sobre todo, por las que se sientan a ver lo que pasa".
Creo que mi rebeldía juvenil ha despertado más aún. Me encanta. :)
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