Ser optimista no es ser ciego, no es ser un inconsciente que no ve la realidad. Tampoco significa evadirse y creer que el mundo es un camino de rosas, sin dificultades ni obstáculos. En absoluto. Ser optimista no implica ser irrealista.
La diferencia entre un pesimista y un optimista es que el primero se estanca en lo doloroso de las vivencias siendo incapaz de ver esa parte buena -aunque a veces recóndita- que traen algunos sucesos. Es mas, se centra sólo en lo negativo de las experiencias llegando incluso a revolcarse en la desesperanza y el derrotismo.
No se trata de no estar triste nunca ( somos humanos ), sino de aprender a ver la vida desde un enfoque positivo y alegre que nos permita continuar adelante sin perder la sonrisa.
A ver, ¿cómo se ve mejor?, ¿cuándo vemos los colores?, ¿con luz o con oscuridad? ;)
2 comentarios:
Excelente reflexion... me ha caido justa, aunque sigo sintiendome mal, me ha aminorado el peso... Gracias, señor Antonio. Saludos desde Colombia.
Luis Miguel.
Como siempre, totalmente de acuerdo contigo, Antonio. :-) Un beso gordo.
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